Ha estado muy activa siguiendo el proceso de búsqueda de acuerdo en torno al proyecto de royalty. La senadora Ximena Rincón incluso se reunió el lunes con el ministro de Hacienda Mario Marcel, junto al senador Matías Walker, ocasión en que hizo ver al jefe de la billetera fiscal que para Demócratas la carga tributaria máxima de 50% no es una cifra adecuada y, en cambio esperaba llegar a 43%-44% promedio; pero también le aclaró que para este tema se requiere construir un acuerdo transversal y que no basta que el Ejecutivo lograra imponer su postura por un voto. La cifra a que aspira la senadora está lejos de lo propuesto por el Gobierno (48%), por lo mismo tampoco llegó a un consenso con Chile Vamos.
Tenemos que ser capaces de construir un gran acuerdo como sí fue posible hacerlo en materia de 40 horas. Creemos que lo que hizo la ministra Jeannette Jara es lo que se debiera aspirar a construir también en materia de royalty , dice la senadora.
¿Por qué?
Porque se necesita dar estabilidad al país y necesitamos proyectar certezas y seguridades y lo vamos a hacer con un acuerdo que sume voluntades y no con uno que se imponga por un voto. Lo que hizo el Gobierno cuando quiso imponer su visión en la reforma tributaria lo llevó al fracaso y, por lo tanto, tenemos que buscar estrategias basadas en diálogo y apertura como se hizo por parte de la ministra Jara que, además, tiene una muy buena evaluación por eso mismo.
¿Hacia dónde habría que avanzar en un acuerdo?
Se necesita, por un lado, una mirada integral para el desarrollo, evitar que exista una reforma en cada Gobierno y, por lo tanto, se busque un pacto social y tributario de largo plazo que permita desarrollo, planificación de inversión, justica social distributiva; el país necesita certezas y seguridades y, en ese contexto, tenemos que considerar que tenemos que mantener y mejorar la competitividad e impulsar el desarrollo productivo. En los últimos 18 años no ha habido crecimiento en este ámbito, más bien estamos estancados. Cuando uno mira los datos del mundo, se estima que la demanda de cobre será de 2,5 veces la que existe hoy y Chile es 25% relevante en el concierto mundial; por lo tanto, no podemos quedar fuera en materia de competitividad y tenemos que llegar a números que sean competitivos, porque si no, con la demanda que va a haber, al final esto se va a ajustar por precio y si nuestros precios no son competitivos nos vamos a quedar fuera.
En ese contexto, ¿cuál le parece que es la cifra más adecuada?
Nosotros creemos que 50% no es una cifra adecuada y hemos conversado con el ministro para llegar a una cifra tope que permita tener una recaudación cercana al 43%-44% en promedio, pero 50% no da, y le va a pegar a la mediana minería, que está entre las 50 mil y 200 mil toneladas de producción; por lo tanto, vamos a tener una noticia en el mundo donde crece la demanda del cobre, Chile no crece en producción y con este tipo de impuesto no lo va a hacer, porque no va a ser competitivo.
Por lo que conversaron con el ministro, ¿es probable un acuerdo en torno a la cifra que usted plantea?
Creo que se puede construir un acuerdo y para eso hay que sumar voluntades. No bastan sólo los votos del Gobierno y tampoco creemos que se pueda imponer una mirada por un voto. Esto tiene que ser parte de un gran acuerdo, porque si no, después en la tributaria vamos a enfrentar una discusión muy difícil que, si en esta, donde se ha ido avanzando en la construcción de un acuerdo, se cae o se impone por un voto, va a dejar muy herido el espacio de diálogo con todos los que se necesita construir grandes mayorías.
Royalty y reforma tributaria
¿Qué tan relevante es llegar a un acuerdo en el contexto de que el proyecto de royalty podría ser la fórmula del Gobierno para recaudar lo necesario para financiar propuestas sociales?
Creo que es fundamental. Como esto no es aislado, creo que es importante, y el Gobierno y el ministerio no pueden quedarse en la idea de que con esto safamos de la cantidad de recursos que se necesitan para dar certezas integrales al país y a los inversionistas. Porque, si no, estas reformas van a ser una promesa fallida, en el sentido de que van a suponer una recaudación que no se va a materializar, porque no va a haber desarrollo productivo, concretamente en este caso de la minería.
¿Cómo ve la posibilidad de avanzar en una reforma tributaria? Porque debería ser complementaria con el royalty.
Exactamente, las conversaciones no son aisladas. Si no logramos, primero, que los números conversen; segundo, que eso nos permita tener un gran acuerdo, la verdad es que se van cerrando los espacios a una reforma tributaria.
Y, en ese sentido, ¿cómo ve a Chile Vamos? Porque da la impresión de que al sector no le interesa avanzar en una nueva reforma tributaria.
La verdad es que con los que yo he hablado sí hay disposición a construir en el royalty y en la reforma tributaria en la medida que los números sean consistentes y se impulse el desarrollo productivo. Cuando se hace una mala reforma, el resultado o el objetivo que se quería lograr no existe y se estresa a todos los sectores. En el caso del royalty, si no se logra un buen número, un buen acuerdo y el impuesto es demasiado alto en el tope y en el promedio se afecta a las otras empresas, porque esta es una cadena, no son aislados.
El senador Coloma decía que incluso bajando a US$ 3 mil millones la recaudación por el litio y no los US$ 5 mil que se recaudaron este año, significaría la mitad de una reforma tributaria y que tal vez no sería necesario avanzar en una, ¿cómo lo ve usted?
Efectivamente, como señala el presidente del Senado, el senador Coloma, el impacto que ha tenido el litio en la recaudación para el país es tremendamente importante, tan importante que hoy día la discusión tributaria ya no tiene la misma premura, desde el punto de vista del programa del Gobierno, que tenía; y las proyecciones que hay para este año, efectivamente, van en la línea de lo que señaló el presidente del Senado. Por lo tanto, creo que uno tiene que ser súper responsable, cuando hace las discusiones, de tal manera que los efectos que se pretenden conseguir sean reales y no afecten el desarrollo del país.
Entonces, ¿se hace menos necesaria la reforma tributaria con los recursos del litio?
Es que son dos discusiones. Una, es si es necesaria o no desde el punto de vista de la recaudación; y, dos, si es necesaria o no desde el punto de vista de temas como evasión, elusión, simplicidad… O sea, hay principios y creo que todos los actores están «contestes» de que es necesaria, pero el tema es para qué la queremos, cuáles son los objetivos que queremos lograr y cuáles son los principios que debiera contener. Una cosa es la recaudación del país y ahí uno obviamente podría decir con el litio 2022-2023 que debiera quedarse relativamente tranquilo para los objetivos recaudatorios del Gobierno y su programa. Y, dos, la necesidad en sí de una reforma para sacar adelante principios que son obvios y evidentes que debemos abordar.
¿Por un tema estructural, para muchas décadas más?
Para muchas décadas más, pero además entendiendo que hay correcciones que tenemos que hacer de una vez por todas. No podemos seguir complejizando las cosas. Tenemos que ir simplificándolas y tenemos que ser efectivos en la recaudación. Además, tenemos que cortar ciertas cosas que sabemos que existen, como evasión y elusión, lo que es insostenible. Y, además, en esa misma discusión hay temas que tenemos que poner sobre la mesa.
¿Cómo cuáles?
Como por ejemplo el tema de la formalización de las empresas en nuestro país. El nivel de informalidad que existe en Chile es demasiado alto y eso es un escenario perfecto para un tema que tenemos que abordar -porque es el primer tema de la ciudadanía- que es el de la delincuencia, la criminalidad. Y la informalidad es el mejor escenario para el narcotráfico y el crimen organizado. Todo el tema del comercio ambulante es el mejor espacio para el crimen organizado.
PGU con requisitos
Usted hace una muy buena evaluación del trabajo de la ministra Jara en el contexto del proyecto de las 40 horas. ¿Cómo la ve en la búsqueda de acuerdo para la reforma de pensiones que avanza con más lentitud de lo que se esperaba?
Lo que pasa es que hoy día tenemos urgencias evidentes encima de la mesa. Con lo que ha significado la PGU en el tema de pensiones, en la que nos correspondió trabajar en el periodo legislativo anterior, hace que ciertas conversaciones tengan que reorientarse. No digo que no hay que hacer una reforma de pensiones, hay que hacerla, pero con supuestos distintos.
¿Cómo así?
Como poner encima de la mesa cómo financiamos y cómo partimos la difusión de la PGU, y cómo hacemos conversar eso con el tema de la formalidad. Porque la PGU no es un buen incentivo a la formalidad y creo que tenemos que poner sobre la mesa tener una PGU con ciertos requisitos de formalidad y de contribución al sistema.
Pero la PGU no es el único tema, hay aspectos más estructurales del sistema.
No es el único, pero cuando se parte de una PGU lo primero que tenemos que discutir es cuáles son las exigencias que le vamos a hacer a las personas y cuáles son los premios e incentivos que le vamos a dar a las personas por su contribución al sistema.
¿Cómo ha visto el proceso constitucional y cuál es su expectativa del resultado? Desde el punto de vista de que usted votó Rechazo en el anterior.
Yo aprobé en el plebiscito de entrada, rechacé una mala propuesta en el plebiscito de salida y, obviamente, tenemos la esperanza de que podamos tener una buena nueva Constitución que nos interprete a todas y todos, y que sea aprobada con un amplio margen de respaldo. Y para eso es base lo que está haciendo la Comisión Experta y va a ser muy importante quiénes sean los elegidos el 7 de mayo.
¿Qué perfil deberían tener?
Que sean personas capaces de construir acuerdos, que los extremos queden fuera para que no se radicalicen las posiciones.